Taxonomía de Bloom

Taxonomía de Bloom

La Taxonomía de Bloom en el entorno organizacional

Autor: Ernesto Yturralde

Nivel de interés: Alto
Tiempo de lectura: 16 minutos

Taxonomía de Bloom

La Taxonomía de Bloom, originalmente formulada por Benjamin Bloom en 1956, es un marco reconocido como referente para clasificar los objetivos educativos en niveles de complejidad y especificidad. Estos principios, aunque fueron concebidos inicialmente para el ámbito educativo, tienen aplicaciones valiosas y profundas dentro del contexto de las organizaciones modernas, donde la capacitación y el desarrollo de habilidades son fundamentales para el crecimiento y la adaptación.

El término "taxonomía" se refiere a la ciencia de la clasificación. Proviene de las palabras griegas "taxis" , que significa orden o arreglo, y "nomos" , que se traduce como ley o ciencia. En un sentido amplio, la taxonomía se utiliza para organizar y categorizar distintos elementos según un sistema preestablecido que facilita su comprensión, estudio y referencia.

En diferentes campos, la taxonomía tiene aplicaciones específicas:

  1. Biología: Es probablemente el uso más conocido de la taxonomía, donde se emplea para clasificar y nombrar organismos vivos. Se organiza según un sistema jerárquico que incluye categorías como reino, filo, clase, orden, familia, género y especie.

  2. Educación: Como en la Taxonomía de Bloom, se utiliza para clasificar los niveles de comprensión y habilidades cognitivas que los educadores desean desarrollar en los estudiantes. Esto ayuda a diseñar currículos y métodos de enseñanza que se alinean con objetivos educativos específicos.

  3. Información y tecnología: En la gestión de información, la taxonomía ayuda a organizar datos y contenidos de manera que sean fácilmente accesibles y gestionables. Por ejemplo, en el diseño de sitios web, una taxonomía bien estructurada puede mejorar significativamente la navegación y la experiencia del usuario.

En el contexto organizacional, entender y aplicar el concepto de taxonomía permite a las organizaciones estructurar mejor la capacitación y el desarrollo de líderes y colaboradores, asegurando que los esfuerzos educativos sean sistemáticos, escalables y alineados con los objetivos estratégicos de la organización.


Integración en el desarrollo de colaboradores | La taxonomía de Bloom se divide en tres dominios de aprendizaje | cognitivo, afectivo y psicomotor. En un entorno organizacional, enfocarse en estos tres dominios puede ayudar a desarrollar programas de capacitación más completos que no solo mejoran las habilidades técnicas, sino también la comunicación, el liderazgo y la adaptabilidad emocional de los colaboradores


Dominio cognitivo | Este dominio abarca el conocimiento intelectual y el desarrollo del pensamiento. Se subdivide en seis categorías que progresan desde el simple recuerdo de información hasta la evaluación y creación de nuevos conceptos. Las organizaciones pueden usar este marco para estructurar los materiales de capacitación que promueven un pensamiento más crítico y una resolución de problemas más efectiva entre sus colaboradores.

La aplicación práctica es fundamental en el diseño de programas que procuran fomentar la innovación. Los facilitadores podemos diseñar actividades que permitan a los participantes en programas de capacitación y formac+on, no solo entender y recordar la información, sino también aplicarla en diferentes escenarios, analizar datos, evaluar situaciones y crear soluciones innovadoras a problemas comunes.


Dominio afectivo | Este aspecto de la taxonomía se centra en la manera en que las personas manejan sus emociones y actitudes frente al aprendizaje. En el contexto organizacional, este dominio puede ser clave para desarrollar la empatía y la ética laboral, aspectos críticos para el trabajo en equipo y el liderazgo.

La capacitación emocional y de valores podemos estructurarlos en niveles que van desde la recepción pasiva de valores, hasta la adopción activa de estos principios en su comportamiento diario. Esto es especialmente relevante en entornos que valoran la cultura corporativa y el compromiso con la misión y visión de la organización.


Dominio psicomotor | A menudo subestimado en los entornos laborales, este dominio implica el desarrollo de habilidades físicas y la coordinación mano-ojo que pueden ser esenciales en roles que requieren precisión manual o el uso de maquinaria. La implementación de este aspecto en los programas de desarrollo permiten mejorar muy significativamente la seguridad y la eficiencia en el lugar de trabajo.

A través de ejercicios que simulan desafíos reales, los colaboradores mejoran no solo sus habilidades técnicas sino también en su capacidad para manejar herramientas o equipos específicos de manera más segura y efectiva.


Evaluación y adaptación del aprendizaje | Para que la implementación de la taxonomía de Bloom sea efectiva, las organizaciones deben evaluar constantemente la efectividad de sus programas de capacitación. Esto implica recoger feedback de los colaboradores, analizar los resultados del aprendizaje y ajustar los programas para mejor atender las necesidades del desarrollo profesional y personal.

La taxonomía de Bloom fue contextualizada originalmente para el ámbito educativo, sin embargo, su aplicación en el mundo corporativo nos ofrece un enfoque estructurado y escalonado para el desarrollo de capacidades que beneficia tanto a la organización como a sus colaboradores. Al adoptar y adaptar este marco, las organizaciones logran mejorar significativamente la efectividad de sus programas de capacitación, asegurando que sus colaboradores no solo crezcan en habilidades y conocimientos, sino también en su capacidad para contribuir de manera más significativa a sus roles y al éxito general de la organización.


Taxonomía de Bloom, Escuelas Corporativas | Universidades Corporativas

Veamos en detalle los 6 niveles de la Taxonomía de Bloom, estos son:


  • Recordar: en este primer nivel predomina uso de la memoria. Los resultados del proceso de este nivel requieren traer la información almacenada en la memoria. Este es el nivel más simple de la taxonomía, sin embargo ello no significa que sea desestimado. Se evidencian actividades como el identificar, reconocer, que serán recursos valiosos para avanzar hacia los siguientes niveles.

  • Comprender: la compresión para este segundo nivel se refiere a la capacidad que tenemos de entender conceptos y procedimientos, así también la capacidad para interpretarlos. Una vez alcanzado en este segundo nivel de pensamiento, estaremos en capacidad de darle significado a los hechos o conceptos e interpretarlos.

  • Aplicar: en el tercer nivel llegamos a la aplicación en la cual llevamos a la práctica el conocimiento previamente adquirido. En este tercer nivel lograremos desarrollar un producto resultado de nuestro conocimiento, o representar una situación que requerirá llevar a cabo un procedimiento en el cual apliquemos conceptos o ideas previos.

  • Analizar: es el cuarto nivel y se convierte en el primer nivel del pensamiento de orden superior, ya que para este proceso de análisis requeriremos comprender la relación entre las partes de in todo. Nuestra capacidad de desarticular la información en partes o componentes es un paso fundamental, para posteriormente, ser capaces de componer elementos de un contenido con respecto a una estructura superior. Al relacionar conceptos e ideas desarrollamos un pensamiento que va de lo general a lo concreto.

  • Evaluar: este es el quinto nivel y habremos alcanzado la fluidez para emitir juicios, estableciendo criterios y estándares, estaremos en capacidad de valorar las ideas según la información y sus fuentes, asimismo la valoración del procedimiento y metodología aplicada.

  • Crear: este representa el máximo nivel del pensamiento, un pensamiento de orden superior dada la complejidad que requerimos para procesar el conocimiento. En este nivel, el conocimiento aprendido lo utilizamos para crear nuevas estructuras combinando diferentes partes para crear un nuevo todo.


Nuevos enfoques a la taxonomía de Bloom

La taxonomía de Bloom, que ha sido un referente en la educación desde su introducción en 1956, ha evolucionado significativamente para adaptarse a los desafíos contemporáneos de aprendizaje, especialmente en entornos organizacionales. A continuación, exploraremos algunos de los nuevos enfoques que han revitalizado esta estructura clásica, facilitando un desarrollo más integral y adaptativo de los colaboradores dentro de las organizaciones.

Revisión de la taxonomía | En 2001, Lorin Anderson, un antiguo estudiante de Bloom, revisó la taxonomía original para reflejar un enfoque más centrado en los procesos y habilidades de pensamiento activo. Esta revisión cambió los nombres de las categorías del dominio cognitivo de sustantivos a verbos, haciendo hincapié en la acción y el dinamismo: recordar, entender, aplicar, analizar, evaluar y crear. Esta orientación hacia la acción es especialmente útil en entornos organizacionales que valoran la rápida adaptación y aplicación de conocimientos en situaciones prácticas.


Incorporación de la tecnología | Con la digitalización de muchas funciones empresariales, la taxonomía de Bloom también ha sido adaptada para integrar el uso de tecnologías. Herramientas digitales, plataformas de aprendizaje en línea y recursos multimedia se utilizan ahora para facilitar y enriquecer los procesos de aprendizaje en cada nivel de la taxonomía. Este enfoque no solo amplía los métodos de entrega del contenido, sino que también ofrece oportunidades para desarrollar habilidades digitales críticas.


Aprendizaje basado en competencias | Los nuevos modelos de aplicación de la taxonomía de Bloom se centran en el aprendizaje basado en competencias, donde la evaluación de los colaboradores se basa en su habilidad para realizar tareas específicas y aplicar conocimientos prácticos. Este enfoque garantiza que el aprendizaje sea relevante y directamente aplicable al trabajo diario, lo que aumenta la efectividad de los programas de capacitación y desarrollo profesional.


Enfoque holístico en el aprendizaje | Reconociendo que el desarrollo de habilidades no es lineal ni limitado a un solo dominio, los modernos usos de la taxonomía de Bloom a menudo cruzan entre los dominios cognitivo, afectivo y psicomotor. Por ejemplo, los programas de liderazgo pueden combinar habilidades de análisis crítico (cognitivo) con la gestión de emociones y empatía (afectivo), junto con habilidades de presentación (psicomotor).


Gamificación | La gamificación del aprendizaje utiliza elementos de juego, como la competencia y el marcado de puntos, para motivar y aumentar el compromiso de los colaboradores. Al estructurar los desafíos de aprendizaje alrededor de los niveles de la taxonomía de Bloom, las organizaciones pueden hacer que el proceso de desarrollo de habilidades sea más interesante y atractivo.


Aprendizaje personalizado y adaptativo | Las plataformas de aprendizaje ahora utilizan inteligencia artificial para adaptar los materiales de capacitación a las necesidades individuales de cada colaborador, permitiendo un progreso a través de la taxonomía de Bloom a un ritmo que se ajusta a sus capacidades y necesidades de aprendizaje. Esto ayuda a maximizar la eficiencia del aprendizaje y a garantizar que todos los colaboradores puedan alcanzar su potencial completo.

Estos enfoques innovadores revitalizan la taxonomía de Bloom para el contexto moderno de las organizaciones, asegurando que siga siendo una herramienta relevante y efectiva para el desarrollo de competencias en un mundo empresarial que cambia rápidamente. Estas adaptaciones no solo aumentan la retención del conocimiento y la aplicación práctica de las habilidades aprendidas, sino que también preparan a los colaboradores para enfrentar desafíos futuros con confianza y competencia.


Durante la posguerra, en los años 40 y 50, la educación en Estados Unidos estaba en un momento de intensa transformación y crecimiento. Bloom trabajaba en la Universidad de Chicago cuando participó en un simposio internacional con educadores de todo el mundo. Este evento fue fundamental en el desarrollo de su taxonomía. Bloom y otros educadores discutieron intensamente sobre cómo medir el "resultado del aprendizaje" de manera más eficiente y efectiva. Fue a partir de estas discusiones que Bloom empezó a desarrollar su famosa taxonomía, inicialmente como una herramienta para ayudar a los educadores a organizar los objetivos educativos de acuerdo con la complejidad cognitiva.

La Taxonomía de Bloom no nació solo de la teoría, sino de la práctica real y la colaboración entre expertos que buscaban mejorar la educación de manera tangible. Bloom estaba profundamente comprometido con la idea de que la educación debería ser accesible y comprensible para todos los profesores así como beneficiosa para los estudiantes, reflejando su enfoque humanista en su trabajo.

Para citar este artículo:

Yturralde, Ernesto (2020). 'La Taxonomía de Bloom en el contexto organizacional'. Recuperado de https://yturralde.com/articulo-taxonomia-de-bloom.html

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